Misterio en la Casa de las Siete Chimeneas

Enigmas y leyendas recorren iglesias, edificios antiguos, el metro y casas actuales de Madrid. Tal es el caso de la céntrica Casa de las Siete Chimeneas en la Plaza del Rey, en Chueca.

Este edificio destaca por las siete chimeneas cilíndricas en línea que tiene, hechas en ladrillo rojo, como la fachada. Tal número dicen que es debido a los siete pecados capitales. Hoy día es sede del Ministerio de Cultura y Deporte, pero en el siglo XVI era una casa en mitad del campo y en cuyo alrededor había huertas y jardines, pues se encontraba en los límites de la ciudad. Se declaró Monumento Histórico Artístico en 1948.

Aparte de por su estructura y belleza, este edificio destaca por las leyendas que hay en torno a él y de las que son varios los testimonios que «certifican» su veracidad. La más conocida es la que trata sobre un amor que duró poco.

En el siglo XVI, un montero que trabajaba para Felipe II construyó esta casa, que sería para su hija Elena, de la que decían que tenía una belleza singular. No tenía la nobleza requerida para unirse a la realeza, por lo que se casó con un capitán del ejército llamado Zapata. Tras casarse, disfrutaron de la dicha, con tal mala suerte que, al poco, el ejército le reclama para ir a Flandes para luchar contra los franceses, falleciendo en la Batalla de San Quintín.

Elena casi no comía ni dormía y no se cuidaba, hasta que un día apareció muerta con una sonrisa en los labios. Los rumores no tardaron en aparecer, pues algunos decían que antes de morir había dado a luz una niña de la que nadie sabía nada. También se decía que el cadáver tenía marcas de cuchillo, pues, según los sirvientes, Elena no había muerto de pena sino asesinada o que, además, era amante de Felipe II y que por eso había aparecido muerta, pues esa supuesta niña sería fruto de esa relación y podría haber problemas en la sucesión.

Se gestiona un comité de investigación para saber qué ha pasado, pero, sin saber cómo, el cuerpo se esfuma misteriosamente sin poder averiguar nada. Se llegó a decir que lo escondieron en las paredes de la casa o que la habían enterrado en el jardín, pero tras buscarlo no se encontró. Se acusó formalmente al padre de la chica, al cual poco después se le encontró ahorcado de las vigas de la casa.

Dice la leyenda que, tiempo después de todo esto, por la noche un hombre vio una mujer vestida de blanco caminando por el tejado, entre las chimeneas. Portaba una antorcha y, en las noches que se veía mejor, se podía observar que apuntaba con el dedo al Alcázar, donde vivía Felipe II, al que acusaba de su muerte. Esta persona no fue la única que lo vio, pues otras lo confirmaron tiempo después cuando pasaron por el lugar. Sin embargo, otros dijeron que realmente no era Elena sino su hija, la cual creció siendo huérfana.

Todo esto se olvidó hasta que, en el siglo XIX, se encontró el esqueleto emparedado de una mujer, durante una reforma que llevaba a cabo el Banco de Castilla. Junto con el cuerpo había monedas de oro de la época del suceso.

Esta casa ha tenido por dueño a diferentes personas a lo largo del tiempo, como el Marqués de Esquilache, época en la que fue allanada durante el famoso Motín de Esquilache. Desde entonces, hay quien dice que se puede ver a un mayordomo, que trabajaba para el Marqués, caminando por los pasillos más cercanos a la entrada.

Otros dueños fueron un hacendado indio, anciano y rico, junto con su mujer, que dan lugar a la tercera leyenda. Dicha pareja era fruto de un matrimonio de conveniencia y se decía que ella era amante de Felipe II. Durante la noche de bodas ella se suicidó, apareciendo su cuerpo en el sótano con un cuchillo clavado y las arras alrededor de ella, las cuales eran regalo del rey. Se cuenta que, desde ese momento, se aparece por las noches en los balcones o en el sótano haciendo sonar las monedas.

Una última leyenda dice que, la Casa de las Siete Chimeneas, realmente se mandó levantar para recluir a una hija ilegítima de Felipe II, la cual se volvió loca. Como se puede ver, las historias son de la misma época y tienen como personaje recurrente al rey. Con leyendas o sin ellas, es un edificio digno de ver, olvidado muchas veces, como tantos otros de la ciudad.

UBICACIÓN:

Plaza del Rey, 1

CÓMO LLEGAR:

Metro: Banco de España (línea 2), Gran Vía (líneas 1 y 5) y Chueca (línea 5).

Autobús: 1, 2, 5, 9, 14, 27, 37, 45, 46, 51, 52, 53, 74, 146, 150, M2

 

 

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