En la Plaza de Cibeles encontramos este palacio, uno de lo más espectaculares de la ciudad. En el solar donde se contruyó había molinos de plata y el Pósito Real de Madrid, un depósito de cereal por si hubiera apuros de abastecimiento. Al principio se llamaba Palacio de Murga, pero con los Marqueses de Linares se cambió a su denominación actual.
Dichos terrenos fueron adquiridos al Ayuntamiento por Don Mateo de Murga en 1872. La construcción del palacio se le encargó al arquitecto Carlos Colubí en 1877, terminando en 1900, aunque los marqueses empezaron a vivir allí en 1884. Es de estilo neobarroco, de inspiración francesa.
Se compone de cuatro pisos: sótano, entresuelo, planta noble y tercera planta. Además hay un subsótano con galerías, ya cegadas, que comunicaban con inmuebles de al lado. En el sótano, al nivel de la calle, estaban las estancias y oficinas del servicio y las cocinas. En el vestíbulo veremos la lujosa escalera central, adornada de balaustradas y esculturas de Jerónimo Suñol. Digno de ver son los salones de baile, la capilla, el jardín o la casa de muñecas. El palacio está construido en piedra caliza y en el interior encontraremos fantásticos tapices, lámparas de París, cristales preciosos y pinturas de Pradilla, Ferrant o Plasencia, por ejemplo.
El matrimonio murió oficialmente sin descendencia, por lo que el palacio pasó a manos de Raimunda Avecilla y Aguado, Condesa de Villapadierna. Sufrió los daños de la Guerra Civil y estuvieron a un paso de echarlo abajo, pero se libró al declararse Monumento Histórico Artístico en 1976. Tuvo propietarios tan diversos como Transmediterránea, Emiliano Revilla o la Conferencia Española de Cajas de Ahorros y estuvo cerrado mucho tiempo.
Como curiosidades comentar que el adoquinado es el original y que los marqueses insistieron en dividir el palacio, pues el marqués residiría en la planta baja y la marquesa en la segunda planta. Los salones se usaron para la película Patrimonio Nacional de Berlanga en 1981. Además apareció en el billete de 10.000 pesetas, en la serie de billetes emitida en 1992. En este año y siendo el Quinto Centenario de la llegada de Colón a América, el Palacio de Linares volvió a abrir como Casa de América, para fomentar el intercambio cultural entre América y España. Actualmente se realizan debates, exposiciones o conferencias, entre otras actividades.
Este palacio alberga una leyenda tenebrosa, pues según se dice, tiene fantasmas. José de Murga contó a su padre, Mateo Murga, que se había enamorado de Raimunda de Osorio, hija de una cigarrera de Lavapiés. El padre quedó espantado, no por su origen sino por quién era y decidió que su hijo se fuera a Londres, para que olvidara el asunto. Esta decisión se debe a que la chica era fruto de un desliz, que tuvo Don Mateo con la madre de ella, por lo que serían hermanos.
Cuando Mateo murió, José volvió a Madrid para gestionar los trámites, aprovechando para casarse con Raimunda. Entre todo el papeleo descubrió una carta dirigida a él, en la que le razonaba por qué estaba en contra de su relación con la chica. Quedó perplejo y una vez que se hizo a la idea de la situación, hablaron con el Papa, que les concedió la bula Casti Convivere, por la que podían residir juntos en castidad. Por el amor que se tenían obviaron la Bula y acabaron teniendo una hija, a la que asesinaron por el posible escándalo que podría darse. La habrían emparedado o ahogado, enterrándola en el palacio. La leyenda dice que el espíritu se ve paseando por los salones, cantando y preguntando por sus padres. También se dice que no mataron a la hija, ya que se la dieron a una familia conocida y es quien se quedó con el palacio a la muerte de los marqueses. La marquesa murió poco después de pena y el marqués se suicidó.
En 1989 se convirtió en propiedad del Ayuntamiento y durante las obras de rehabilitación, el personal que allí trabajaba dijo que se escucharon ruidos y voces como «Yo tuve una hija», «¿Mi hija Raimunda? Nunca oí decir mamá». Más tarde se supo que era mentira y se llevaron a cabo otros estudios más reales, esta vez por parte de investigadores de prestigio, uno de ellos liderado por un cura jesuita. Sí quedó demostrado que habría habitaciones más frías que otras o apariciones del fantasma de una niña en el salón de baile.
UBICACIÓN:
Plaza de Cibeles, 2
CÓMO LLEGAR:
Metro: Banco de España (línea 2)
Autobús: 1, 2, 5, 9, 14, 15, 20, 27, 34, 37, 45, 51, 52, 53, 74, 146, 150, 203
HORARIO:
Sábados y domingos a las 11.00, 12.00 y 13.00. La visita tiene una duración de 50 minutos. Posibilidad de visitas teatralizadas.
PRECIO:
Entrada General: 8€. Con descuento: 5€ (mayores de 65 y estudiantes por ejemplo)