Algo tan importante como la Bolsa de España, se ubica en un edificio poco conocido, ya que, en los medios, solo vemos las pantallas electrónicas con los datos. Además, tiene otra sede en Las Rozas (Madrid), que es donde se hace la mayor parte del trabajo.
El Palacio de la Bolsa se inauguró el 7 de mayo de 1893, por la reina regente María Cristina. Quisieron, sin lograrlo, que la apertura coincidiera con el IV Centenario del Descubrimiento de América. De estilo neoclásico, está catalogado como Bien de Interés Cultural y es sede de la Institución de Bolsas y Mercados Españoles (BME). Su presupuesto fue de 1.250.000 pesetas de la época. Sin embargo, el coste final fue algo más del doble. El edificio fue diseñado por Enrique María Repullés.
Hasta su inauguración, la Bolsa tuvo varias sedes. En el Consulado de la Plazuela del Ángel se realizó la primera sesión, el 20 de octubre de 1831. Al año siguiente, la sede se trasladó a la casa de la Compañía de Filipinas. En 1841, la Bolsa estuvo en el claustro del Convento de San Martín y en 1846 se llevó a la iglesia del Convento de las monjas Bernardas, pero al año siguiente se trasladó al Monasterio de los Basilios. En 1850 la sede volvió a cambiar, al edificio de la Aduana Vieja, que por obras durante la Primera República, las sesiones de la Bolsa se llevaban a cabo en el teatro y circo Paul. En 1878 se aprobó la construcción del actual Palacio de la Bolsa.
Solo había cinco agentes de cambio y las sesiones duraban 3 horas. En ese tiempo cotizaban ferrocarriles, siderurgias y bancos. El Marqués de Salamanca llevó la Bolsa al gran público y aumentó la especulación, por las operaciones a plazos. Fue uno de los que averiguó que allí se podía aumentar el dinero sin esfuerzo. Un diputado dijo en el Congreso que, gracias a la Bolsa, “la pobreza es signo de estupidez”.
El Salón de los Pasos Perdidos, recibidor del Palacio, se llama así porque había una alfombra gruesa que insonorizaba los pasos, cuando los agentes de cambio y bolsa pasaban por ahí. Además, hay cinco marcas de disparos de bala en una de las ventanas, que se descubrieron al reabrir tras la Guerra Civil. Se supone que habría alguna revuelta en el interior. Tiene un símbolo griego, que se repite por todo el edificio, el caduceo: formado por dos serpientes, que son la oferta y la demanda; un palo, que significa la mediación; y dos alas, que representan la velocidad en la toma de decisiones.
En el Salón de Cotizar se reunían los agentes de cambio y bolsa, con el fin de corregir errores. El empleado de Bolsa, desde un atril, cantaba una por una las operaciones de la sesión y podía ser que comprador y vendedor, que se sentaban en las sillas, entraran en conflicto y se tuviera que ver quién tenía razón. Se usó hasta 1989. Tanto aquí como en otras salas, hay elementos masónicos.
El espacio central lo ocupa el parqué, rodeado de columnas de mármol. En la parte de arriba, una primera fila tiene los escudos de los países con relación comercial con España en 1893. En cada uno hay una corona que representa el carácter político de cada país (monarquía, república). En una segunda fila, están las provincias españolas con sus principales valores; se incluye Cuba y Filipinas, pues en 1893, aún eran parte de España. Se ven también unos bolsos dorados de la familia Van der Bourse, inversores de Ámsterdam, que son el origen de la denominación «bolsa» a las bolsas de países con lenguas romances («bolsa» en español y en portugués, «bourse» en francés, «borsa» en italiano…). Las pinturas costaron 22.000 pesetas y las hizo Luis Taverner.
En las columnas hay unas pizarras con los horarios de las sesiones, que duraban 10 minutos y se dividían por cada sector de la economía. En la parte central del parqué hay un barómetro que antes funcionaba y que marcaba la presión, pero a un empleado se le cayó mientras lo limpiaba y se rompió. Desde entonces, la aguja quedó colocada en posición variable, como señal de las inversiones.
Solo se llama parqué a la parte rodeada por una valla, a la que únicamente accedían los agentes de cambio y bolsa. Se colocaban en las mesas circulares llamadas corros y los clientes, inversores e intermediarios quedaban fuera de la valla, encargándose de gritar a los agentes, para que comprasen o vendiesen según sus intereses. Se hizo de viva voz hasta 1989, cuando se llevó a cabo la reforma de la Ley del Mercado de Valores.
UBICACIÓN:
Plaza de la Lealtad, 1
CÓMO LLEGAR:
Metro: Banco de España (línea 2)
Autobús: 10, 14, 19, 27, 34, 37, 45, 203
CONTACTO:
Teléfono: 91 709 50 00
Email: infobolsamadrid@grupobme.es
VISITA:
Todos los jueves a las 12. Para reservar hay que enviar email a visitas@grupobme.es. Dura unos 60 min y es guiada siempre.