Luces y sombras de Don Miguel de Cervantes

Miguel de Cervantes es el escritor por excelencia de España y de la literatura española. Sin embargo, hay aspectos menos conocidos de él, relativos a su vida, muerte y persona.

Nació el 29 de septiembre de 1547 y murió el 22 de abril de 1616, no el 23, día de su entierro y el que era costumbre poner. Falleció seguramente por diabetes, con 68 años en su casa alquilada, en la esquina de la calle León con la calle Francos (actual calle Cervantes).

Su partida de bautismo casi se pierde, pues durante la Guerra Civil, la iglesia donde se bautizó fue sitiada y el cura tuvo que sacar antes todo lo importante. La escondió en una caja de galletas que soldó, después la metió en un pozo durante tres años. Tampoco murió el mismo día que William Shakespeare, ya que éste falleció el 23 según el calendario juliano, que regía en Inglaterra. En España estaba presente el calendario gregoriano desde 1582 y correspondería al 3 de mayo.

A petición de Cervantes, se le enterró en el Convento de las Trinitarias Descalzas. ¿Motivos? Su casa estaba al lado y fueron los frailes trinitarios los que pagaron el rescate (500 escudos de oro) para que saliera de Argel, junto con su hermano Rodrigo, pues llevaban 5 años (1575-1580) en la cárcel como esclavos.

En 2015, un equipo de investigadores encontró los restos. Por ampliaciones en el siglo XVII dentro del recinto del convento, se movieron algunos restos al nuevo edificio, entre ellos el de Cervantes y su esposa Catalina Salazar, junto con otros 15 cuerpos más. Pusieron un epitafio en el monumento: «El tiempo es breve, las ansias crecen, las esperanzas menguan y, con todos esto, llevo la vida sobre el deseo que tengo de vivir», de su obra «Los trabajos de Persiles y Segismunda». Pero el nombre correcto es «Sigismunda».

Por otra parte, Don Miguel fue recaudador de impuestos en Sevilla desde 1587. Debía confiscar el trigo de los campesinos para llenar los barcos que atacaban Inglaterra. Era tan eficiente que se lo requisó a un religioso, por lo que fue excomulgado. De hecho, fue excomulgado hasta tres veces en su vida. En 1597 ingresó en la Cárcel Real de Sevilla, acusado de quedarse con parte de lo que debía recibir la Iglesia, «con la Iglesia hemos topado». Allí concibe el Quijote.

El Quijote empieza: «En un lugar de la Mancha, de cuyo nombre no quiero acordarme,…», pero cuál es ese lugar. Tras suposiciones y estudios de distancias y viajes, puede que sea Villanueva de los Infantes (Ciudad Real). Aunque se han dado otros lugares como Alcázar de San Juan o Mota del Cuervo.

Una incógnita es la apariencia de Cervantes, pues solo tenemos el autorretrato del prólogo de Novelas Ejemplares. A partir de ahí, se hicieron cuadros, como el de Juan de Jáuregui. También se dice que ers tartamudo, lo que influyó en su humor. Además, no era manco, sino que, en la Batalla de Lepanto contra los turcos, el brazo izquierdo le quedó inutilizado por tres arcabuzazos. No obstante, fue apodado el manco de Lepanto.

Como muchos artistas, fue pobre pero célebre, puesto que competía con Lope de Vega y los derechos de sus obras no le daban demasiada fortuna. Eso sí, se vendía caro, pues solo hay 11 autógrafos reales suyos, de entre 1582 y 1598, cuando era recaudador de impuestos. Hay 3 más en Estados Unidos, que robaron del Archivo General de Simancas en el siglo XVIII. Uno de sus admiradores fue el mismo Shakespeare, quien, en 1613, tituló una de sus obras la «Historia de Cardenio», un personaje de El Quijote.

Don Miguel vivió en un vodevil en el Siglo de Oro, al vivir en el mismo barrio que Lope de Vega, Góngora o Quevedo, el Barrio de las Letras; y es que a los escritores les gustaba vivir en los mentideros, donde había puñaladas traperas, se ponían motes, menciones envenenadas y reuniones donde no se invitaban entre ellos. Convivía el talento con los soldados de Flandes y gente de todo tipo y condición. Cervantes y Lope de Vega se admiraban y fueron amigos desde jóvenes, participaban en las mismas tertulias y se conocieron en casa de Jerónimo Velázquez.

Sin embargo, Lope siempre tuvo más fama y reconocimiento que Cervantes, ya que daba al público lo que quería, sus obras de teatro triunfaban y era un mujeriego (aunque menos al ordenarse sacerdote a la muerte de su segunda esposa). Cervantes no conseguía que se le tratase como autor de obras serias y se dice que, viendo que los directores no consideraban sus comedias, le declaró la guerra a Lope de Vega. Otros dicen que empezó cuando Lope publicó «El peregrino en su patria», que llenó de rabia a Cervantes. Asimismo, un Quijote apócrifo fue escrito por Fernández de Avellaneda, amigo de Lope (o pseudónimo de él mismo) en 1614. Es conocido como «El Quijote de Avellaneda». Lope de Vega decía que como poeta, no había uno más malo que Cervantes.

Vivían cerca uno del otro y Lope era el único que tenía su casa en propiedad, pero tenía truco. La distribución de ventanas y habitaciones evitaba la regalía de aposento o el deber de alojar a un empleado del rey, un soldado normalmente. Acabó dando cobijo a Alonso Contreras, autor de «Vida de este Capitán» e inspiración de Diego Alatriste. Cervantes criticó a Lope en el prólogo de «Don Quijote de la Mancha».

Además, la relación entre Quevedo y Góngora estuvo llena de envidia y motes pícaros, se cruzaban versos envenenados y por la calle tampoco se cortaban. Quevedo consiguió que echaran de su casa a Góngora comprando el piso donde vivía. Por la cojera que padecía y por un poema satírico, se extendió el apodo de Patacoja a Quevedo. Cervantes se llevaba mejor con Góngora y compartía de enemigo a Quevedo. Así se las gastaban las grandes plumas del Siglo de Oro.

Anuncio publicitario

Deja una respuesta

Introduce tus datos o haz clic en un icono para iniciar sesión:

Logo de WordPress.com

Estás comentando usando tu cuenta de WordPress.com. Salir /  Cambiar )

Foto de Facebook

Estás comentando usando tu cuenta de Facebook. Salir /  Cambiar )

Conectando a %s

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.