El Metro: la estación fantasma y la nave de motores

Metro de Madrid se encuentra en el Top 10 de los suburbanos más grandes del mundo y  es uno de los mejor considerados, por diferentes motivos: limpieza (aunque parezca mentira a veces), eficiencia, longitud, tiempos de espera, etc. Así mismo, desde su creación en 1919, se ha ido ampliando y modificando según las necesidades del momento, además de ir modernizándose. Esto lleva a que algunas estaciones e instalaciones estén en desuso, pero se conserven. Nos centraremos en la Estación de Chamberí y en la Nave de Motores de Pacífico.

La Estación de Chamberí es también conocida como la estación fantasma. Fue diseñada por Antonio Palacios, quien cogió ideas del metro de París y tuvo que ingeniárselas para conseguir que la ciudadanía se adaptara a viajar bajo tierra. ¿Cómo?, usando acabados brillantes y coloristas en los lugares por donde pasaban los viajeros.

Fue parte de la primera línea inaugurada por Alfonso XIII y que iba desde Cuatro Caminos a Sol. Muchas de ellas se usaron como almacén y refugio durante los bombardeos de la Guerra Civil. A comienzos de los años 60, Compañía Metropolitana amplió la longitud de los convoyes de los 60 a los 90 metros actuales. Se confirmó entonces que la estación no era rentable, debido al aumento de la cantidad de gente que la usaba y estar en curva, con lo que no podía alargarse la estación. En mayo de 1966 se cerró definitivamente. En 2006, tras 40 años sin uso, empezó la restauración y el 25 de marzo de 2008 se inauguró como museo.

Se cegó la entrada, pero todo quedó tal cual estaba, lo que dio lugar a misterios y leyendas. Entre ellas la que dice que alberga espíritus atrapados desde la Guerra Civil, por usarse como refugio, por accidentes o asesinatos. La leyenda más famosa es la que cuenta que, en los años 50, una monja y un cura tenían una aventura y una niña huérfana, que vivía en el colegio de la monja, se enteró. Esto llevó a que la echaran a las vías del tren, durante una excursión. La niña maldijo la estación y aparece en los días próximos al fallecimiento, así como el día en cuestión.

Mención especial a las taquilleras. Era un momento en que la mujer solo podía estar en casa trabajando y Metro fue de las empresas pioneras en contratarlas.  Se dice que los usuarios las veían como algo extravagante al principio. Para salir, el picaporte de seguridad se abría con el peso del usuario, cuando pisaba en una placa metálica. La publicidad también ha cambiado, lo que ahora es en papel antes era en azulejos.

La Nave de Motores de Pacífico no es menos importante. Es parte de la antigua central eléctrica de Pacífico; se trata de una instalación industrial de la que es titular Metro de Madrid. El diseño también es de Antonio Palacios y el proyecto de instalación de las máquinas fue de José María y Manuel Otamendi. Los terrenos elegidos eran propiedad de Metro y estaban en Pacífico.

La compañía se dedicó a la construcción de estructuras auxiliares, cocheras y subestaciones eléctricas. La empresa no tenía suficiente abastecimiento de electricidad; además había cortes de vez en cuando, por lo que valoraron el autoabastecimiento energético. Así pues, construyeron una central eléctrica, con el fin de obtener energía a partir de combustibles fósiles, en caso de fallo de abastecimiento. 

El proyecto inicial contó con cinco edificaciones:  la nave de motores, la nave para los acumuladores, un edificio con los equipos eléctricos más pequeños, otro dedicado a oficinas, taller y vivienda y una vivienda unifamiliar para el responsable de las instalaciones.

Los motores llegaban a la nave desmontados, así que para poder ensamblarlos y poder hacer reparaciones o sustituciones de piezas, se colocó un puente-grúa eléctrico. La mayor parte del combustible se guardaba en cinco depósitos subterráneos de hierro situados en el exterior de la nave.

Las obras acabaron en marzo de 1923. En 1925 daba servicio a las compañías eléctricas que aprovisionaban Madrid, así como durante la Guerra Civil. Mientras pasaba el tiempo, el suministro eléctrico fue más regular y estaba garantizado, lo que desembocó en que, en 1972, las instalaciones dejaran de usarse. En 2005 empezó la restauración de la nave y en 2008 se abrió al público.

 

UBICACIÓN:

Estación de Chamberí: línea 1 entre las paradas de Iglesia y Bilbao, bajo la plaza de Chamberí.

Nave de Motores de Pacífico: calle Valderribas, 49.

CÓMO LLEGAR:

Estación de Chamberí:

Metro: Bilbao (líneas 1 y 4), Iglesia (línea 1), Alonso Martínez (líneas 4, 5 y 10), San Bernardo (líneas 2 y 4), Quevedo (línea 2) y Rubén Darío (línea 5).

Autobús: 3, 5, 7, 16, 40, 61, 147

Nave de Motores de Pacífico:

Metro: Conde de Casal (línea 6), Pacífico (líneas 1 y 6) y Menéndez Pelayo (línea 1).

Autobús: 10, 24, 37, 54, 56, 57, 141, 156

HORARIO:

Estación de Chamberí: 

Jueves de 10 a 13 horas. Viernes de 11 a 19 horas. Sábados y domingos de 11 a 15 horas. Los festivos abren si coinciden con los días de apertura.

Nave de Motores de Pacífico:

Jueves de 09 a 13 horas. Viernes de 09 a 14 horas. Sábados y domingos de 11 a 14 horas. Los festivos abren si coinciden con los días de apertura.

PRECIO:

Estación de Chamberí y Nave de Motores de Pacífico:

Gratuito. Entrada libre hasta completar aforo. Hay visitas guiadas que empiezan a cada hora en punto.

Un comentario Agrega el tuyo

  1. jbma85 dice:

    La de secretos que esconde el metro…

    Me gusta

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