La calle de la Abada y la Gran Bestia

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En 1578, España y Portugal habían conquistado la mayor parte del mundo conocido y estaban presentes en los cinco continentes. Por aquella época, Felipe II administraba y ordenaba la documentación desde todos los rincones del globo.

El documento más curioso de todos ellos, llegó en mayo de 1581. Era un mensaje del Presidente de la Casa de la Contratación de Sevilla, en el que comunicaba a Su Majestad que había llegado un regalo en un barco, procedente de la isla de Java (en la actual Indonesia), enviado por su Gobernador, Don Alonso de Gaitán, en nombre del reyezuelo indígena Musuturé Fusuma. Éste afirmaba haberse enterado de que ya no era vasallo de Portugal, sino del rey de las Españas y le enviaba como presente un animal típico de la colonia.

El Gobernador comentó que el animal era tres veces más grande que un buey, herbívoro, de piel gruesa, con un solo cuerno y tremendamente feroz. El rey determinó que trajeran el animal a Madrid, para que todos se hicieran idea de su autoridad sobre países que tan raros animales albergaban.  Puesto que Fusuma no sabía español, el mensaje que envió estaba escrito en portugués y, como en lengua lusa, el nombre del rinoceronte hembra es «abada», así nos llegó el vocablo.

Para que el público pudiera admirar el animal, se habilitó un corralón que se encontraba vacante en la calle adyacente a la plaza del Carmen. De este modo, el pueblo empezó a acudir en masa a la calle donde estaba la abada, que pasó a llamarse la calle de la abada. Don Juan de Arfe y Villafañe fue el autor del dibujo del animal, también llamado rinoceronte de Java, una de las especies más corpulentas que habita La Tierra y con un solo cuerno (a diferencia del africano que tiene dos cuernos), al que se le atribuían propiedades medicinales y afrodisíacas.

Precisamente fueron las propiedades del cuerno la causa de la muerte de la bestia, puesto que alguien pretendió lucrarse con su venta, tras haber envenenado al animal. En aquellos días se vendieron una gran cantidad de anillos hechos del cuerno, a los que se atribuía efectos mágicos y que también se exportaron a las distintas cortes europeas. Es probable que muchos de ellos fueran fruto de la picaresca, puesto que se vendieron muchos anillos en España y se exportaron otra gran cantidad. Actualmente, solo nos queda el nombre de la calle en la que estuvo expuesto el jaulón con el animal.

UBICACIÓN:

C/ Abada (entre calle de la Salud, Plaza del Carmen y Gran Vía)

CÓMO LLEGAR:

Metro: Callao (líneas 3 y 5) y Gran Vía (líneas 1 y 5)

Autobús: 1, 2, 46, 74, 75, 146, 147, 148.

 

 

2 Comentarios Agrega el tuyo

  1. Oscar dice:

    Muy interesante historia sobre el rinoceronte traído de Indonesia y su trágica muerte por la codicia de un desalmado

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    1. Laura dice:

      Muchas gracias Óscar por tu comentario. Una historia más de tantas que tiene Madrid y que no sabemos.

      Me gusta

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