El misterioso asesinato del General Prim

Mucho se dice en torno a este asesinato, del cual nunca llegaremos a saber exactamente quién fue el ejecutor.

Ocurrió durante la nevada noche del 27 de diciembre de 1870. Se vivía una época tensa pues, tras una revuelta que provocó la expulsión del trono de Isabel II, los partidos que ostentaban el poder se habían decidido a traer a un monarca extranjero, Amadeo de Saboya, que reinó en España como Amadeo I. De hecho, no llegaron a coincidir y el Rey solo pudo asistir al funeral de estado en honor a Prim.

Aquella jornada, Juan Prim y Prats, presidente del Consejo de Ministros y ministro de la Guerra, capitán general de los Ejércitos, marqués de los Castillejos y conde de Reus, salió del Congreso y se subió a su berlina con el objetivo de llegar hasta el Ministerio de la Guerra (Palacio de Buenavista), donde se encontraba la residencia presidencial. El reloj marcaba las siete y media de la tarde cuando, mientras su vehículo recorría la calle del Turco (actual Marqués de Cubas), a la espalda del Banco de España, dos coches de caballos le cortaron el paso. Sin decir nada, varias personas se acercaron hasta la berlina y dispararon contra  los ocupantes. “¡Bájese usted, mi general, que nos hacen fuego!”, fueron las palabras de uno de sus ayudantes.

El general fue herido por dos balazos y, tras los primeros disparos, el cochero azuzó a los caballos para salir de allí. Al poco llegaron a su residencia. Dice la leyenda que subió él mismo hasta los aposentos y que le dijo a su mujer que no le tocase, pues iba «ligeramente herido» y que su cara no reflejó dolor.

La herida más grave la originó el «trabucazo» que el general presentaba en el hombro izquierdo. Le introdujo por lo menos ocho balas en la carne. Gracias a los cuidados médicos, a las dos de la madrugada ya se le habían extraído siete balas. Las noticias difundidas mentían sobre la gravedad de las lesiones, ya que se quería que fuesen tranquilizadoras, en un momento en que era preciso mantener la calma en el país. A pesar de los esfuerzos, Prim murió el 30 de diciembre de 1870, tres días después del atentado.

Aunque fue sepultado en un primer momento en el Panteón de Hombres Ilustres de Madrid, sus restos mortales fueron trasladados a su localidad natal, Reus (Tarragona), en 1971.

En 2012, se realizó una exhumación del cadáver de Juan Prim, que se encuentra momificado. Las conclusiones del análisis del cadáver fueron diversas y contrapuestas, apuntándose incluso a un estrangulamiento como causa de la muerte, pero otros estudios niegan esta posibilidad, e indican que el motivo de la muerte, fue la infección de las heridas, debido a la introducción en su pecho de retazos del abrigo de piel de oso que llevaba porque hacía un frío polar, y que le provocaron una septicemia.

Se ha hablado de varios posibles autores del complot. El primero fue el diputado republicano federal José Paúl y Angulo, rico comerciante de vinos de Jerez, que el día de autos, en las Cortes, llegó a decir: “Mi general, a todo cerdo le llega su san Martín”. Años más tarde, el propio Angulo acusaría al General Serrano y al Duque de Montpensier. El General Serrano fue el primer Presidente del Gobierno en la monarquía de Amadeo I y es cierto que no puso mucho empeño en investigar el crimen, lo que hizo sospechar enormemente a la viuda de Prim. El Duque de Montpensier era un enemigo acérrimo de Prim y parece que llegó a organizar algún atentado en su contra, que fue frustrado.

Sin embargo, también existe la posibilidad de que todo lo urdieran entre bambalinas los hombres de negocios con intereses en Cuba, que temían los cambios que pensaba introducir Prim en la política colonial. De hecho, en Cuba siempre se dijo que “el gatillo se apretó desde La Habana”.

Este fue el primer atentado a gran escala contra un Presidente del Gobierno de España (aunque no fue el último). Prim, además de ser poderoso, era un líder carismático, y su vil asesinato cambió la Historia de España para siempre. Fue un crimen que a día de hoy sigue sin resolverse, y es posible que nunca jamás sepamos quién o quiénes fueron los verdaderos culpables.

El 27 de diciembre de 2012, 142 años después del atentado, se inauguró una placa conmemorativa en honor a Prim, obra del escultor catalán Ramón Ferrán, justo donde tuvo lugar el atentado, que reza: «No olvidéis la sangre derramada por nuestras discordias políticas».

UBICACIÓN:

C/ Marqués de Cubas, 1 esquina con Alcalá.

CÓMO LLEGAR:

Metro: Banco de España (línea 2), Sevilla (línea 2) y Gran Vía (líneas 1 y 5).

Autobús: 1, 2, 5, 9, 46, 51, 52, 53, 74, 146, 150, M2

 

4 Comentarios Agrega el tuyo

  1. Manolo dice:

    Hola LAURA me encantan tus reportajes … me agradas la vida y me enriqueces el conocimiento.… Te sigo un saludo a Juan . Y un beso para TÍ .

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    1. Laura dice:

      Muchas gracias Manolo, da gusto saber que interesa. Buen día!!

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  2. jbma85 dice:

    Fue el primer gran magnicidio de la Historia de España, pero no el último.

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    1. Laura dice:

      Efectivamente, vemos que conoce bien la historia.
      Un saludo!

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